2009-01-02

Duelos y Quebrantos


No hay plato en el fenomenal libro de "Don Quijote de la Mancha" (escrito por Miguel Cervantes) que haya levantando más ríos de tintas: Los duelos y quebrantos. No hay ilustre cervantista que no haya opinado y que haya mencionado sus teorías al respecto de este plato.

La descripción culinaria del plato aparece en el capítulo primero cuando describe las costumbres culinarias de Alonso Quijano (Don Quijote) cuando dice : "Una olla de algo más vaca que cordero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda...”.

El caso es que la receta más o menos estandarizada se fundamenta en
huevo revuelto mezclado con huevo revuelto mezclado con chorizo picado, tocino entreverado, etc. Algunas recetas hablan incluso de sesos (Diccionario de Autoridades de 1732), pero el caso es que poco se sabe, en verdad, de los ingredientes que posee este "plato cervantino". La primera pregunta resulta ser ¿De donde proviene este nombre? "Duelos y quebrantos", la mención del sábado o shabat judío como día en el que comía Alonso Quijano este plato viene a mencionar su condición de "Cristinano Viejo". En el shabat no está permitido cocinar (si comer), pero menos aún los ingredientes que lleva: todos ellos elaborados con carne de cerdo (algo prohibido por las normas alimentarias judías).

Es por esta razón por la que algunos cervantistas mencionan que desde el punto de vista "cristiano nuevo" (recién reconvertido), comer tocino era motivo de “duelos y quebrantos”. Sobre las Costumbres culinarias de los Cristianos viejos, el lexicógrafo Covarrubias proporciona algunas pistas: «Todo cristiano viejo tiene siempre provisión de huevos y tocino» Esta teoría, auqnue apoyada por agunos investigadores, no es la más acorde. En algunos casos se menciona por algunos, que posiblemente este plato no existiese en absoluto y acabara siendo una invención imaginativa del propio Cervantes.

Las apariciones posteriores en la literatura son relativamente abundantes, por ejemplo en un manuscrito de la Biblioteca Nacional (M.S. 16291) titulado mojiganga del pésame y atribuido a Calderón de la Barca aparece una amiga que quiere consolar a una amiga con una taza de chocolate:
Para una viuda cuitada
triste, mísera viuda,
huevos y torreznos bastan
que son duelos y quebrantos

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