2009-01-26

Gastronomía espacial

Quizás sea cierto que hayamos entrado en el siglo de la gastronomía como afirman algunos gastrónomos, los avances y las inovaciones empiezan a llegar al gran público y se hacen populares sin querer. Resulta curioso, pero tras haber hurgado por los archivos de la NASA he podido comprobar que algunos de los avances realizados en la "gastronomía espacial" en las décadas 80 y 90, hoy en día ya aparecen de forma cotidiana en nuestras casas. También ocurre al contrario, cosas que no son imprescindibles en nuestras cocinas, resultan vitales en el espacio. De mis lecturas saqué algunas conclusiones que expongo aquí.

La carrera espacial está llena de retos, uno de los primeros fue comprobar la función fisiológica de ingerir en estado de microgravedad: la primera persona que pudo comer en el espacio fue el cosmonauta Gherman Titov en 1961, un año más tarde John Glenn en el proyecto Gémini probó la compota de manzana en el espacio. La primera mujer en comer fue la cosmonauta rusa Valentina Tereshkova en el Vostok 6. La verdad es que los médicos tenían dudas acerca de si la función fisiológica de deglutir era o no posible en un estado de ingravidez. Poco a poco se pudo ver que si, lo que abrió un universo de posibilidades culinarias.

Una de las cosas que más me sorprendió era la necesidad de incluir en la cubertería espacial la "tijera". Parece ser que las tijeras son un elemento imprescindible, ya incluso en las primeras misiones espaciales. Se empleaban para poder abrir los paquetes sellados con los alimentos termo-sellados. Los alimentos se disponían en bandejas y pronto surgieron dudas acerca de la cantidad de calorías que debia ingerir un astronauta. ¿Cámbia el metabolismo en el espacio?. Pronto vieron que el consumo de 2500 kcal era sufiente para la mayoría de las misiones (valor que se mantiene en la actalidad). Se intentó averiguar que alimentos eran los más adecuados en términos de "pesadez", "digestión", "palatabilidad", "textura", "etc".

En las primeras misiones los vuelos eran cortos, no superaban los 160 minutos. El programa Mercurio (1961 - 1963) en la década de los 60, sirvió como banco de pruebas para los alimentos incluidos posteriormente en el programa Apolo (programa que tenía la misión de llevar al hombre a la luna). Los alimentos del programa Mercurio eran diseñados por completo, es decir desde su contenido nutritivo hasta la textura final: surge la idea de "sistema de alimentos" que posteriormente dio lugar a la "tecnología de alimentos". Nunca la humanidad se enfrentó antes a un reto culinario de tal envergadura. Los primeros alimentos diseñados para el P. Mercurio y los comienzos del P. Apolo no eran muy populares entre los astronautas.

En las primeras misiones preocupaba que los alimentos "contaminaran" los intrumentos de cabina, es por esta razón por la que se evitaba que los alimentos dejaran 'migas' o pedazos flotando ingrávidos por el espacio de la cabina pudiendo dañar los aparatos eléctricos. Se diseñaron barritas de de cereales que hoy en día pueden encontrarse en cualquier supermercado. De la misma forma se aplicó la comida en tubos muy similares a los apliques de dentifricos, los soviéticos elaboraban en ellos sopas como el Borscht que denominaban jocosamente los cosmonautas como "vodka". El programa Apolo (1968 a 1972) fue un primer logro en el esfuerzo de mejorar la alimentación espacial, las misiones duraban semanas, no obstante los astronautas perdían peso tras las misiones. Era necesario extender la nutrición espacial a las condiciones de vida semanas después de las misiones. Se observaban cambios fisiológicos en los astronautas sometidos a largas estancias en el espacio y la nutrición hacía que fuese más sencilla esa adaptación.

Las células de combustible de las primeras misiones apolo generaban agua como residuo, este agua convenientemente filtrada era completamente potable, lo que dió lugar a pensar en el uso de alimentos deshidratados. Este tipo de alimentos tenía ciertas ventajas: se ahorraba espacio, se disminuía la carga de pago, se conservaban mejor. Los alimentos se hidrataban mediante el agua residual que se obtenía de las células de combustible, se introducía caliente en bolsas con tubos preparados. Este requerimiento desapareció al emplear celulas solares como fuente de energía en las misiones espaciales. Un ejemplo es la: International Space Station ISS que apenas emplea alimentos deshidratados en sus menús. El empleo de alimentos naturales ha ido poco a poco tomando relevancia en las misiones de larga estancia debido a la pérdida de apetito que sufren los astronautas en el espacio. Parece ser que los alimentos diseñados, los sistemas alimenticios, carcecen de la atracción que poseen los alimentos naturales y los astronautas olvidan comer, debido a que lo consideran una tarea más en su tediosa planificación de trabajos diarios.

La conservación de los alimentos es un tema recurrente en la literatura espacial y es una preocupación mayor a medida que los viajes son más largos, parece ser que los restos de alimentos se pudren dando lugar a malos olores en la cabina. Por otra parte es necesario embarcar alimentos que puedan durar el doble de la misión. Para evitar las posteriores putrefacciones muchos recipientes se limpian tras su uso con bactericidas, fungicidas, etc. con el objeto de evitar este efecto desagradable. El problema de los residuos alimenticios apareció en las primeras misiones del Skylab (1973 hasta 1974), este percance se empezó a tratar como un nuevo requerimiento en los futuros "sistemas alimenticios del espacio. entre las mejoras en la elaboración de alimentos se incluye El skylab que incluyó un área reservada para cocinar algunos platos de forma sencilla, constaba principalmente de hornos capaces de calentar agua y alimentos. El programa del transbordador espacial (1981 hasta 2002) incluyó alimentos de forma natural, principalmente frutos secos.

Las misiones a marte planificadas en 2011, así como las colonizaciones de la luna, arrojan la posibilidad de inventar la denominada "agricultura espacial" con el objeto de introducir la generación de alimentos dentro del ciclo de carbono "artificial" del entorno espacial. Las misiones durarán periodos de casi tres años y esto es un problema si se piensa en términos de comida almacenada. Hay que rediseñar alimentos con capacidades de conserva garantizada durante un periodo de tres años, algo difícil hoy en día. si pensamos en términos de peso, cada astronauta come aproximadamente un kilo de comida por día, esto hace casi 1100 kilos/astronauta para cubrir una misión a marte con éxito. Si las tripulaciones se piensan para tres parejas esto hace una cantidad de casi medio millón de kilos en la nave dedicadas a la alimetación y sutento de astronautas. Como el viaje espacial es por su propia naturaleza un espacio cerrado, la gestión de desperdicios, la renovación de materiales, la conservación de alimentos, la variabilidad de los menus, todo ello debe ser cuidadosamente pensado ya que será un problema. Entre los estudios comprobé que la NASA intenta introducir la ingesta de insectos (entomofagia), como fuente de proteínas autoregeneradas, cultivo de verduras como las patatas. Todos estos sistemas permitirán que los residuos puedan generar comida durante las largas estancias pudiendo disminuir la carga de cocmida y su conservación. El centro de investigación de alimentos espaciales "Foods Systems Engineering Facility" que pertenece a la NASA en el denominado Johnson Space Center en Houston, Texas piensa en estas misiones dando lugar a una nueva era de alimentos.

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